

Consumir el momento mientras esperas abordar – Kitschmacu
⏱️ Tiempo de lectura: ≈2.5 minutos
Aeropuertos: esos no-lugares donde la realidad se suspende, y el café cuesta el doble. Donde el sueño de volar se mezcla con el de simular. Porque sí, en ningún otro lugar como aquí, el consumo se vuelve espectáculo, y el clasy look es obligatorio, aunque sea para hacer fila para abordar.
Aeropuertos: donde todo cuesta más… y todos lo pagan
Hay algo mágico (y muy sospechoso) en los aeropuertos. La lógica se suspende, el tiempo se diluye y un agua embotellada de $65 pesos parece razonable. ¿Por qué lo aceptamos?
Tal vez, el aeropuerto no es solo una sala de espera, puertas de abordaje y equipaje de mano. Es un escenario.
El simple hecho de comprar un agua embotellada en sala de espera ya te pone en otra categoría.
Starbucks, Hugo Boss, Carolina Herrera… se vuelven parte del paisaje aspiracional.
Todo está diseñado para que “pagar de más” no solo sea común, sino deseable. Why not?
Porque nada dice “tengo con qué” como pedir un croissant de $180 pesos en una cadena francesa sin acento real.
El uniforme del viajero con estatus
- Tote bag de alguna fundación cultural, museo o capital europea
- AirPods (no los básicos, los Pro). En este perfil tenemos los básicos ajajajaj.
- Camiseta blanca y blazer neutro
- Revista de NYT, Vogue o libro indie a la vista
Y si esperas en una sala VIP, aunque sea con invitación de Banorte… más vale subir una story con el cappuccino espumado.
Las marcas que se escogen “para ser vistas”
- Perfume en duty free = ritual de clase
- El café de marca no se bebe, se fotografía
- La bolsa con logo va en la silla de al lado, no al piso
En el aeropuerto no se viaja. Se performa el viaje. La clase se actúa. La elegancia se finge. El boarding pass, ese sí, es real.
Pero… ¿y si es puro simulacro?
- ¿Y si muchas de esas personas ni vuelan tanto?
- ¿Y si la elegancia es de Liverpool, la laptop es prestada, el look es Shein?
- Quizá las gafas de sol son imitación.
Pero el aeropuerto, como el feed de Instagram, permite fingir por un ratito.
Porque nadie te pide pruebas de tu status, solo que lo escenifiques bien.
🛬 También podrías leer:
Il dolce far niente
Una invitación a no hacer nada… ni siquiera simular. El lujo radical de solo estar.
Macu.Kitschmacu
¿Te gustó esta entrada? Compártela en tus redes: