La moda de estar ocupados: productividad tóxica, burnout e identidad
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Yo no sé en qué momento se puso de moda estar ocupados.
Quizá fue por esas películas de los ochenta, esas donde los hombres de traje no se quitaban el saco ni para llorar.
O de los libros que decían que había que levantarse a las cinco, tomar decisiones firmes, no titubear, no comer, no descansar.
Éxito era no sentarse. Éxito era estar enojado con el tiempo. Éxito era correr sin saber adónde. O correr a donde corrían los demás.
Y entonces…
Productividad se volvió otra forma de decir: vales.
Aunque nadie preguntara cuánto te costaba valer.
Aunque el costo se llamara agotamiento.
Aunque el cuerpo dijera que no, pero tú respondieras que sí.
Aunque los sueños personales se quedaran guardados como ropa de invierno.
La vida se volvió eso: doce días al año para uno mismo.
Y si tienes suerte… uno o dos días más, con el paso de los años. Que se suma a la prestación de ley de tener chanza de vivir la vida.
Hay que ser productivos. Estar disponibles. Multidisponibles. Sonreír. Multisonrientes.
Mostrar compromiso. Multicomprometidos. Hacer. Multihacer. Parecer. Multiparecer. Ser capaz. Multicapacidad. Multitasking.
Y mientras tanto, ¿quién eres cuando no estás “siendo”?
¿Qué haces cuando no estás “haciendo”?
¿Quién eres para ti?
¿Qué haces para ti?
Se agendan las sesiones.
Se agendan los encuentros.
Se escriben los acuerdos.
Se agenda la comida.
Se cambia la comida.
Se omite la comida.
¿Y la vida dentro tuyo?
¿Aparece en la agenda?
Burnin Burnout Burndreams
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Macu.Kitschmacu
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