Amor y respeto: principios fundamentales de una Lovemark. Y, diría yo, puntos básicos para cualquier branding bien hecho.
Respeto profundo por lo que la marca hace, por cómo lo hace, por las razones que la mueven y por el propósito que hay detrás. Respeto como sinónimo de consistencia, de desempeño, de confianza, de reputación. Y, por supuesto, respeto hacia su mercado meta.
Lo he dicho en varios posts: Coppel ha hecho un trabajo buenísimo en comunicación, imagen, tono, forma y mensajes. Encontraron la personalidad de su marca, y han sido impecables en transmitirla.
Lo que más disfruto es ver su evolución: desde aquellos comerciales producidos por la televisora local hasta las campañas actuales. Hoy sus anuncios son un deleite visual. Un storytelling optimista. Un product placement discreto, pero poderoso. Todo genera una atmósfera aspiracional, alcanzable y dignísima.
En esta tercera entrega de la campaña Renueva tu hogar, Coppel nos da 41 segundos de un sueño tangible: un mejor hogar para mamá, un auto, un cambio de look.
Y sí, con un Chayanne danzarín, entregado, sonriente, colaborando con ese sueño que se vuelve realidad. Un sueño que renueva la vida y del cual él también es parte activa.
Me parece un acierto total elegir al boricua como vocero de estas campañas.
Chayanne genera un rapport poderosísimo con las mujeres de entre 30 y 45 años que crecimos con su voz, sus ritmos, su sonrisa, su andar.
Es un punto de encuentro emocional con lo pleno y con la vida: la evolución, el trabajo, los pequeños logros, la madurez, la familia.
Un guiño a todo eso que hemos ido construyendo.
(De fondo suena Chayanne en la radio mientras escribo este post. Casual, pero perfecto.)
Mis respetos totales, Coppel.
Macu. Kitschmacu.
Pd. Dios… con el bronceado sobre fondo rosa… Dios. Dios.