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miércoles, 15 de octubre de 2025

El aire, querido aire


El aire, querido aire - Kitschmacu

Tiempo de lectura: 4 minutos

El aire siempre ha estado ahí, como un amante fiel que no exige nada y, sin embargo, lo da todo. Invisible, se desliza por la casa como un infante curioso: levanta los manteles, acaricia los rostros, juguetea con las cortinas. A veces entra con furia, como si viniera a sacudir la quietud; otras, apenas roza, tímido, los cabellos de quien se asoma a la ventana. A nadie le pide permiso. Él llega, toca, y se va. Nos sostiene sin hacer ruido. Nos abraza cuando olvidamos que seguimos vivos.

Dicen que el aire es de todos, pero no es verdad. Pertenece a los que aún saben respirarlo con gratitud, a los que cierran los ojos y lo sienten recorrer el cuerpo como una promesa. El aire no se deja poseer; se ofrece, y si uno sabe recibirlo, deja dentro una especie de claridad y sosiego.

Cuando se enamora, el aire se calienta. Se vuelve suspiro, palabra, gemido. Se filtra entre los labios de los amantes y los vuelve dioses por un instante. Tiene la decencia de retirarse antes de que llegue el olvido, pero se queda un poco, suspendido en el recuerdo, como un perfume.

Los artistas lo invocan sin decir su nombre. Le piden que sople en los huecos de las flautas, que guíe las manos sobre el lienzo, que infle las palabras hasta hacerlas latir. Porque el aire también escribe, narra en voz baja, aquello que alguien más transcribe con pluma, con su letra, con su puño. Es el autor invisible de todo lo que respiramos con el alma.

A veces, el aire traiciona: falta, se espesa, duele. El corredor lo sabe cuando el pecho se cierra y el cuerpo suplica una bocanada más. Solo un poco más porque se avecina la meta. Pero incluso entonces, el aire vuelve. Siempre vuelve.

Aire, querido aire.

Has sido testigo de los besos, los gritos, los rezos y las despedidas. Nos habitas, nos das forma, nos devuelves al mundo cada mañana. Sostienes nuestro sueño por la noche, calmo, sosegado, acompañándonos cuando visitamos las estrellas.

Aire, querido aire.

Y cuando nos vayamos, seguirás moviendo el polvo de nuestras historias, con la paciencia de los elementos que nunca mueren.

Macu.Kitschmacu

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miércoles, 20 de agosto de 2025

Instrucciones para sobrevivir a la víspera (Cortázar lo diría así)

⏱ Tiempo de lectura: 3 minutos

Para identificarse, basta mirarse al espejo y descubrir que no se es una sino dos: la que pone mala cara y la que la observa. No hace falta certificado médico, con la certeza de que en tres segundos puede convertirse de oveja tierna a dragón incendiario, alcanza.

No discutir. Nunca discutir. Si se contradice, mejor aplaudirle. La contradicción es un arte marcial. Cuando se escuche decir “ugh, qué hueva todo”, se recomienda beber un vaso de agua, caminar en círculos, inhalar y exhalar, inhalar y exhalar, repetirlo, siempre repetirlo, hasta que el eco lo vuelva casi música.

El equipo necesario es mínimo y suficiente: audífonos para escuchar un poco de buena música, el podcast preferido con las palabras adecuadas… las cotidianas, las cuánticas, papitas con limón como salvavidas, un litro de té de hierbabuena para que el mundo se entibie un poco, y una libreta para apuntarle improperios cariñosos a las cosas que respiran y después, si queda tiempo, hacerlas poesía.

En cuanto a las relaciones sociales, conviene activar el modo avión emocional: contestar con monosílabos, con emojis que son como jeroglíficos de la incomunicación. Practicar el rolling eye frente al espejo hasta lograr que parezca un lenguaje secreto. Uno íntimo y personal.

Duración del fenómeno: indeterminada, aunque los cronistas coinciden en que desaparece cuando llega el pastel. Ahí la amargura se disuelve en azúcar y el dragón se duerme después de soplar las velas. Al día siguiente, nadie entiende cómo la oveja reapareció tan luminosa.

¿Será que es verdad la catarsis precumpleañera?

✨ La víspera de un dragón que solo el pastel sabe domesticar.

🔗 También te puede interesar: Volviendo a ti verás

— Macu.Kitschmacu

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domingo, 17 de agosto de 2025

Reunión de nada: cuando el silencio no vino


⏱ Tiempo de lectura: 1.5 minutos

Para escuchar haría falta silencio, pero claro, el silencio no vino a la reunión.

Vino la broma repetida tres veces, vino el chiste disfrazado de verdad y la verdad disfrazada de chiste.

Vino el murmullo, el zumbido, el ir y venir de frases que no sabían a dónde ir.

Las conversaciones eran globos desinflados, rebotando contra las paredes, buscando un hilo que nunca llegó.

Cada quien hablaba para todos de sí mismo, todos juraban escuchar.

Un yoyó aquí, otro allá, girando en el aire y enredándose en su propio hilo.

La mesa se volvió una pista de egos en duelo, un torneo de frases inconexas.

Las palabras flotaban, los cuerpos fingían presencia.

Era una reunión, decían.

Reunión de amigos, reunión de problemas, reunión de nada.

Reunión de vacío, que se suma con los otros vacíos.

¿Cómo se mide el vacío? ¿Se suma?, ¿se multiplica?, ¿se lleva a la exponencial?, ¿se deriva?

En el vacío propio caben los vacíos de los extraños a los que llamamos amigos.

Con el vacío individual bastaría, creo.

¿Se dan cuenta?

O quizá tampoco hace falta que se den cuenta: basta con el silencio que nunca vino.

✨ En el corazón de cada vacío se revela la fuerza de nombrarlo.

Macu.Kitschmacu

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Ya que estás por aquí, te recomiendo leer: La autobiografía de la ostra

jueves, 31 de julio de 2025

Ya no escribo solo de marketing (pero aún leo el mundo con ojos de campaña)

⏱️ Tiempo estimado de lectura: 2 min

Ya no escribo solo de marketing (pero aún leo el mundo con ojos de campaña)


De la publicidad al suspiro: notas sobre un cambio necesario

Cambié de tema, de tono y de ritmo. Este blog ya no es solo de marcas. Es de lo que me pasa. Lo que pienso. Y lo que a veces no me atrevo a decir.

Durante años este blog fue un archivo vivo de marcas, slogans, campañas que me hacían levantar la ceja, pensar, reflexionar y escribir.

Analizaba titulares como quien mira radiografías: buscando el hueso del mensaje, la grieta, la intención detrás de lo aparente.

Disfrutaba encontrar patrones en los comerciales de shampoo. En los cambios de empaque, en los nuevos logos.

Escribir de eso era mi manera de decir: “mira cómo nos hablan”, “mira cómo crean”. Y en parte, aún lo es.

Pero últimamente, lo que me inspira no siempre viene con jingle. No tiene logo ni presupuesto. No tiene pauta, no está en diferentes canales, ni lleva un sponsor nuevo.

Es más bien una frase que pienso cuando me cambio de blusa. Un recuerdo que aparece mientras se enfría el té. Una de mis gatas que se acomoda cerca, justo cuando no sé cómo seguir escribiendo.

Antes buscaba el storytelling en las campañas. Ahora lo busco en mí.

No es que haya dejado de pensar en la estrategia, de ser observadora, lectora del mercado. Es solo que ahora también leo mis propias marcas internas: las que deja un domingo largo, una llamada no hecha, una emoción que se quedó sin campaña.

Este blog está cambiando. No se va. No borra lo que fue. Solo se mueve un poco, como se mueve el sol sobre la pared mientras avanza el día. Se mueve como se mueve la vida, cómo nos movemos todos.

Ya no escribo solo de marketing. Pero aún leo el mundo con ojos de campaña. Y si alguna de estas nuevas historias te habla, si toca de manera suave o expande tus horizontes con una sonrisa, bienvenida.

Porque el storytelling sigue. Solo cambió el foco.

📌 De lo mercadológico, aún puedes leer:

  1. Pepsi: La pareja perfecta sí existe
  2. Topo Chico: rediseño con sabor a historia
  3. Toblerone azul: rediseño con sabor a Crunchy Almonds

📘 De las nuevas notas e historias de la vida:

  1. Consejos furtivos para vivir con más ligereza
  2. Los creativos
  3. Era improbable, pero no imposible

Cambia, todo cambia.

Un abrazo y gracias por pasar al blog.

Macu.Kitschmacu

Macu es creadora de Kitschmacu desde 2009.

Escritora, estratega, observadora incansable del branding y de lo cotidiano.

Sigue escribiendo desde las marcas… y desde el alma.

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