domingo, 16 de noviembre de 2025

La licuadora Oster que tu mamá cuida más que a ti (nostalgia mexicana pura)

 

😘 La licuadora Oster que tu mamá cuida más que a ti

⏱️ 3 min de lectura

En cada hogar mexicano que se respeta hay una licuadora Oster de vaso de vidrio. No es tendencia, no es capricho, no es moda: es patrimonio nacional, es patrimonio emocional… y en una de esas hasta familiar.

Tu mamá la tiene desde antes de que tú nacieras. Antes de tu CURP ya había salsas y licuados hechos ahí. Y sí: cuida ese vaso de vidrio más que a ti.

Tú te podías caer de la litera, rasparte las rodillas, perder la cartulina del lunes… pero si quebrabas el vaso de la Oster, había misa de cuerpo presente.

Ese vaso es como un monumento familiar: sobrevive mudanzas, enojos, reconciliaciones, domingos de chilaquiles, dietas que duraron 48 horas y antojos de fresa con leche a las 10 pm.

Y un día, sin avisar, te llega el momento. Así, de la nada, como llegan las cosas buenas. Estás ahí, frente a la caja envuelta en papel brillante, tu mamá sonriendo con un orgullo extraño, casi solemne. Tú piensas que es un perfume, un topper fancy, una vela cara…

Pero no.

(De todas formas ya se te hacía muy grande la caja para que pudiera ser cualquiera de las opciones anteriores.)

Es una licuadora Oster de vaso de vidrio. Tu primera. Tu rito de paso. El bautizo oficial para entrar al club de “señora funcional” (no importa si eres hombre, mujer… todos y todas podemos ser señoras).

Porque en este país, recibir una Oster no es solo recibir un electrodoméstico: es recibir la responsabilidad, la tradición y la capacidad sobrenatural de hacer salsa sin salpicar el piso.

Y ahí lo entiendes: ese vaso de vidrio no es frágil. Lo frágil era uno, creciendo.

El vaso siempre estuvo ahí, firme, pesado, transparente… aguantándolo todo.

Y ahora es tu turno de cuidarlo.

Macu.Kitschmacu

Más historias que huelen a cocina mexicana y nostalgia suave: porque algunas cosas saben a hogar antes que a receta.

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viernes, 14 de noviembre de 2025

Sábado


 Era tan temprano que aún no se escuchaban los camiones que pasan por el bulevar detrás de mi casa.

Tenía tanto sueño, pero le gané al despertador.

Abrí el clóset, busqué mi uniforme:
blusa azul cielo,
falda azul marino.

Primero la blusa.
El botón que va después del del cuello me lo abrocho primero; así evito que me quede chueca.
Luego la falda.
Blusa fajada, calcetas blancas, zapatos negros.
Lista.

No pasan los camiones. Qué raro.
Mis papás no se han levantado.
No se escucha a nadie en la cocina.
La luz de la escalera está apagada.

Cierro el clóset.
Me abrocho las agujetas.

Ayer fue la clase de deportes.
Después tuvimos la de la maestra Sarita.
Ayer fue viernes.

He madrugado el sábado.

Por eso no pasaban los camiones.
Por eso la cocina está en silencio,
la escalera oscura,
y mi casa durmiendo.

jueves, 13 de noviembre de 2025

Qué hacer cuando la nostalgia se antoja a chocolate Toblerone (guía breve)


 

⏱️ 1 min de lectura

Instrucciones para abrir un Toblerone cuando la nostalgia te pique

1. Rompe un triángulo, aunque no sea el más perfecto.

2. Muérdelo por la esquina, como si ese fuera el orden natural.

3. No pienses en la persona que te regaló el primero.

4. O sí. A veces se vale.

5. Recuerda que la nostalgia no engorda, pero sí aprieta.

6. Termínatelo con calma. Saboréalo. 

7. Y cuando acabes, piensa si el antojo era chocolate…
o un abrazo que no llegó.

Macu.Kitschmacu

✨ “A veces la dulzura que buscamos no está en el chocolate, sino en lo que nos recordó.” ✨
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La casa de Johanna

 

La casa de Johanna es muy chiquita.

Hoy por la tarde fuimos a hacer la tarea ahí.
Digamos que está cerca de mi casa, pero más cerca de la casa de mi amiga Zulema.

Johanna vive en un departamento con sus papás y su hermana.
Se acaban de cambiar de casa.
Creo que su papá se quedó sin trabajo o algo así.
Es un lugar muy chiquito y con poquita luz.
El departamento está en un segundo piso, que más bien parece primero, porque el primero está como en un subterráneo.

Mejor hubiera hecho la tarea yo sola.
Pasan las horas y de plática mucho, pero de tarea nada.
No sé qué les da tanta risa a las demás.

Vanessa está sentada en el sillón; Dalia y yo nos miramos sin hacer nada, pensando en la tarea de biología.
Leonor y Johanna platican y se ríen.
Se conocen desde chiquitas, creo que son mejores amigas y se cuentan todo.

Johanna se siente muy bonita y les gusta a varios del salón.
Siempre se está riendo, aunque no le va muy bien con los maestros.
Tiene el cabello bonito y café.

Ya está oscuro.
Y nos tenemos que devolver caminando.

Macu.Kitschmacu

miércoles, 12 de noviembre de 2025

A ver, ven.

 


A ver, ven.

Seguro no estás haciendo nada.
Ayúdame y ve a echarle agua a la plancha, que tengo todo esto que planchar.
De veras que no piensan en uno, nomás enpuercan ropa como si una no tuviera otra cosa que hacer más que estar lavando y planchando.

Ve nomás…
Mal van a estar listas cuando otra vez hay que hacer lo mismo.
Ya ni la muelen, de veras.

Mira, échale agua a la plancha aquí, en este hoyito, pero agua de garrafón, porque con agua de la llave luego dicen que se echan a perder por el sarro.
Eso le pasó a una muchacha que trabaja conmigo: le echaba agua de la llave a su plancha y le duró bien poquito.

¿Ya?
Bueno.

Ahora ve y moja estos trapitos, y los exprimes bien.
¡Ve nomás cómo me los traes, estilando!
Vuelve a exprimirlos con ganas, que me van a mojar la ropa.
Con estos trapitos voy a marcar la raya de la manga de las camisas.

De veras, yo no sé cómo hay gente que va por la vida así, sin plancharse la ropa.

Exprime bien esos trapos, que yo no me puedo mojar porque estoy caliente por la plancha,
y luego salen reumas.

Los doctores dicen que no es cierto, pero por eso las señoras de antes duraban tanto: porque se cuidaban.

Ahora sí los dejaste bien.
Yo te hablo ya que necesite algo.
Vete a hacer lo que estabas haciendo.
Tráeme agua, ya me dio sed.

Macu.Kitschmacu

martes, 11 de noviembre de 2025

En mi casa tenemos una videocasetera Beta

 


En mi casa tenemos una videocasetera Beta, una VHS y aire acondicionado, que prendemos para dormir todos a gusto en el cuarto.

En la sala hay un estéreo donde mi papá pone música por la mañana. También se pueden poner discos —de esos grandes de Rocío Dúrcal— y casetes, de esa música que les gusta a los señores.

Hay una tele en la sala de arriba y dos mecedoras: una para mí y otra para mi hermano. Como la tele es una y siempre nos estábamos peleando por ver cosas diferentes, mi papá dijo que el primero que la prendiera mandaba, y el otro tenía que hacer caso.

En la casa de mi tío tienen una tele con control remoto.

Y mi primo, que vive en otra ciudad, allá puede ver el Canal 5.

Me gustaría vivir allá porque en ese canal siempre pasan caricaturas; no como aquí, que solo se ven dos canales y las pasan un ratito por la tarde.

Cada vez que hay comerciales me gusta bajar y ver qué hay de comer en el refri. A veces me hago un sándwich, a veces me tomo un yogur.

El piso de mi casa es blanco y tiene manchitas grises.

En Navidad quiero que me amanezca el juego ese que vi en la tele, donde hay un tiburón que se mueve y uno tiene que tirar los dados. Cuando lo vea en el súper, le diré a mi mamá.

En mi casa la tele no tiene control remoto: tiene unos botoncitos plateados y delgaditos, a los que hay que picarle para cambiar de canal.

A eso de las cinco de la tarde pasa el señor de los elotes en su bici. A mí me gustan con chile y limón. A veces hay que gritarle para que se pare y nos venda. Es un señor muy amable.

Mi mamá me dijo que hoy, por la tarde, a las cuatro, sale She-Ra en la tele y, luego, He-Man.

Ya quiero aprender a leer, para ver en el periódico lo que va a salir en la tele y las películas del cine.

Macu.Kitschmacu

lunes, 10 de noviembre de 2025

Me gusta la geografía

 


Me gusta la geografía.

Lástima que toca clase hasta el jueves a las once…

¿Por qué le dirán campamocha a la maestra?

A mí me cae muy bien.

¿Será por el pelo alborotado?

¿Será porque es muy flaca?

No sé.

Tampoco sé qué le vio Mauricio a la del segundo “B” para que se la pase platicando con ella cada cambio de clase y en el recreo.

Roberto me gusta, pero sus papás lo van a cambiar de escuela… a un colegio, creo.

“Niños Héroes”, algo así me dijo que se llama la escuela a la que va a ir.

Lástima que ya no lo voy a ver.

Me gustan sus pecas, que se parece a un artista que sale en la tele y que siempre me está contando algo.

Creo que nos llevamos muy bien.

A veces sueño que nos besamos.

Fabiola me preguntó si éramos novios.

Claro que le dije que no, y que yo no tenía tiempo para esas cosas, que ahorita lo que me importa es estudiar y tener un buen promedio.

Hay una canción que está de moda… pero está en inglés.

Aquí la única que sabe inglés en el salón es Lourdes.

Quién como ella, que la tiene fácil; además es muy inteligente.

Su mamá es maestra y le explica las cosas después de clases.

En la tarde necesito ir a la papelería a comprar hojas milimétricas para hacer la tarea de las ecuaciones de la parábola.

¿Venderán de esas en la papelería que está cerca de mi casa?

¿O tendré que ir a la otra, la que está más lejos?

¿Qué habrá hecho de comer mi mamá?

¿Por qué me duele la panza?

Macu.Kitschmacu

domingo, 9 de noviembre de 2025

Manuel, contesta el teléfono.

 


⏱️ Tiempo de lectura: 1 min

☎️ Manuel, contesta el teléfono

“A veces la vida suena más fuerte cuando fingimos que no la escuchamos.” ✨

Manuel, contesta el teléfono.

¡Que lo contestes, te digo!

Si es mi comadre, dile que no estoy…

Pero no le digas que estás solo.

Si es tu papá, dile que me estoy bañando; no quiero hablar con él.

Si es tu tía, dile que le devuelvo la llamada ya que se termine la novela.

Manuel, ¿qué estás haciendo que no vas a contestar?

¡Manuel!...

Si es la señora de las colchas, dile que venga mañana, miércoles, por el abono; ya se lo tengo listo.

¿Manuel, me oyes?

¡Córrele, que ya tiene mucho sonando ese teléfono!

Válgame, Manuel, un timbrido más y me vas a conocer…

¿Número equivocado?

¿Ves? Por eso es mejor que tú contestes.

Macu.Kitschmacu

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domingo, 19 de octubre de 2025

Habrá que reconocer la letra


Compartimos el silencio como si fuera un idioma antiguo que solo nosotros entendemos.

Nos habita la distancia, pero en algún rincón de la memoria seguimos respirando al mismo ritmo.

Tu voz aún roza mi oído en las noches más quietas, y yo le hablo al aire como si el aire supiera devolverte.

El tiempo pasa, claro, pero pasa distinto.

Fuimos vidas paralelas, condenadas a encontrarse solo por instantes: tangentes de memorias que aún arden bajo la piel.

Hemisferios, kilómetros, meses… la geografía de lo imposible.

Nos quedan los recuerdos, esos presentes sin futuro, esos pasados que lo saben todo.

A veces río y escucho mi propia risa, que rebota como el eco, como una casa donde ya nadie vive.

No somos lo que fuimos, ni fuimos lo que recordamos.

Quizá nunca lo seremos.

Pero algo de nosotros sigue ahí, suspendido en el aire que compartimos sin saberlo.

Así pasa la vida: como una carta que viaja sin destino, pero con el corazón entero en el sobre.

Así van las almas, con remitente y destinatarios; viajan en las manos del tiempo, que entrega —en orden perfecto— el contenido del sobre.

Habrá que reconocer la letra.

Macu. Kitschmacu

jueves, 16 de octubre de 2025

Eso es bueno

 

Tiempo de lectura: 3 minutos. 


Eso es bueno,

pensó, mientras alisaba el cuello de su camisa.

Debe de ser una gran camisa.

Tres halagos lleva hoy —ni uno más, ni uno menos—.

La gente se fija en esas cosas cuando no sabe qué decir.

Hay por leer, hay por hacer, hay por mandar.

Hay.

De que hay, hay.

Las teclas suenan como si respirara por ellas.

Piensa en el haber, en el tener.

Rasca su cabeza, buscando algún sueño:

uno de esos que se quedan despiertos,

que laten cuando el cuerpo se sienta,

que todavía aceleran el corazón.

Pero no hay ninguno.

A lo lejos (ni tanto), los teneres y haberes de otros suenan como monedas ajenas.

Allá también hay.

Se toca la nariz, los ojos.

Pregunta si todavía le pertenecen.

Frota las manos, entrelaza los dedos.

La calidez le responde que sí.

Levanta la vista, la baja.

Conversaciones que no son suyas rozan su presencia.

A la izquierda, a la derecha, palabras sin dueño,

todas cayendo sobre la vida como lo hacen los recuerdos que todo lo cubren. 

Con el índice toca sus labios.

No dicen nada.

Un picor en el hombro derecho.

Por encima de la camisa.

Por debajo de la camisa.

Ni el picor ni el silencio ceden.

Una voz de hombre.

Otra de mujer.

Ríen.

Él sonríe apenas, escucha.

La nariz otra vez.

Los dedos otra vez.

Un bólido humano pasa.

Pasó.

Se fue.

La mano va al pecho,

la misma sube a los labios.

Su camisa sí es bonita.

Y eso —por hoy— basta.

Macu.Kitschmacu

miércoles, 15 de octubre de 2025

El aire, querido aire


El aire, querido aire - Kitschmacu

Tiempo de lectura: 4 minutos

El aire siempre ha estado ahí, como un amante fiel que no exige nada y, sin embargo, lo da todo. Invisible, se desliza por la casa como un infante curioso: levanta los manteles, acaricia los rostros, juguetea con las cortinas. A veces entra con furia, como si viniera a sacudir la quietud; otras, apenas roza, tímido, los cabellos de quien se asoma a la ventana. A nadie le pide permiso. Él llega, toca, y se va. Nos sostiene sin hacer ruido. Nos abraza cuando olvidamos que seguimos vivos.

Dicen que el aire es de todos, pero no es verdad. Pertenece a los que aún saben respirarlo con gratitud, a los que cierran los ojos y lo sienten recorrer el cuerpo como una promesa. El aire no se deja poseer; se ofrece, y si uno sabe recibirlo, deja dentro una especie de claridad y sosiego.

Cuando se enamora, el aire se calienta. Se vuelve suspiro, palabra, gemido. Se filtra entre los labios de los amantes y los vuelve dioses por un instante. Tiene la decencia de retirarse antes de que llegue el olvido, pero se queda un poco, suspendido en el recuerdo, como un perfume.

Los artistas lo invocan sin decir su nombre. Le piden que sople en los huecos de las flautas, que guíe las manos sobre el lienzo, que infle las palabras hasta hacerlas latir. Porque el aire también escribe, narra en voz baja, aquello que alguien más transcribe con pluma, con su letra, con su puño. Es el autor invisible de todo lo que respiramos con el alma.

A veces, el aire traiciona: falta, se espesa, duele. El corredor lo sabe cuando el pecho se cierra y el cuerpo suplica una bocanada más. Solo un poco más porque se avecina la meta. Pero incluso entonces, el aire vuelve. Siempre vuelve.

Aire, querido aire.

Has sido testigo de los besos, los gritos, los rezos y las despedidas. Nos habitas, nos das forma, nos devuelves al mundo cada mañana. Sostienes nuestro sueño por la noche, calmo, sosegado, acompañándonos cuando visitamos las estrellas.

Aire, querido aire.

Y cuando nos vayamos, seguirás moviendo el polvo de nuestras historias, con la paciencia de los elementos que nunca mueren.

Macu.Kitschmacu

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domingo, 12 de octubre de 2025

El viento: lo invisible que toca y se va

El viento - Kitschmacu

⏱ Tiempo de lectura: 1 minuto.

El viento

¿De dónde viene el viento que juega con las plantas del jardín?

Llega suave, las abraza y las mece, como lo hacen quienes aman y recién se encuentran.

Llega el viento y acaricia mi piel, revuelve mi cabello, refresca mi piel y sacude mis ideas.

Llega acompañado de lluvia, de gotas que hoy están aquí, pero que mañana se elevarán y viajarán junto con su amigo, el viento, a otro lugar, a otra ciudad, a otro punto en el espacio donde tal vez realicen el mismo acto de vida que hicieron en mi jardín.

Acto perpetuo y plausible, calmo y vigoroso.

Llega el viento, la vida, la lluvia, el tiempo. Llega, juega, sonríe, y tan libre como llega se va.

Viaja a tocar tu piel, jugar con tu pelo, revolver tus ideas y a hacerte sonreír.

El viento.

Macu. Kitschmacu

🌬️ Lo invisible también deja huella.

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viernes, 29 de agosto de 2025

🌙 Es de noche cuando las palabras deciden salir a jugar

 


⏱ Tiempo de lectura: 5 minutos

Es de noche cuando las palabras deciden salir a jugar y me invitan a su juego. No importa si la ciudad baja el volumen, yo lo subo. La noche me presta un silencio que no es silencio: cruje, respira, hace ruidos pequeños que se vuelven aliados. Me presta las palabras que acumula en el día, de noche me las obsequia para que pueda, yo con ellas, narrar de noche lo que sucedió con el sol.

El café, el café frío es otra trampa. Nunca termino la taza. Siempre queda un sorbo que me mira desde el fondo, como si supiera que no quiero dejarlo ir. Quizá ese resto sea el verdadero café, el que sobrevive después de todo, el que se ríe de mí por no atreverme a acabarlo. Al probarlo, de sorbo en sorbo su frescura es diferente a su temperamento primero.

Antes de escribir acomodo objetos sobre mi escritorio con una seriedad ridícula, como si fueran soldados en formación. Una pluma al centro, cuadernos a la izquierda, alguna piedra absurda que recogí en la calle a la derecha. Y justo cuando todo está listo, aparecen mis gatas. Entran como cronopios a desordenarlo todo, convencidas de que el caos también es una forma de inspiración.

Me gustan los aeropuertos. Me gusta pensar que son ciudades intermedias, lugares que no son de nadie. Los relojes nunca coinciden, las voces se confunden en altavoces torpes, y siempre hay alguien que llega, alguien que se va, alguien que no vuelve. A veces creo que uno podría vivir para siempre en un aeropuerto y no darse cuenta.

Ahora bien, están las cartas que nunca mando. Cajones llenos de cuadernos, de palabras que prefirieron quedarse quietas. Borradores que respiran bajo el papel. Cartas que no son para nadie, pero me acompañan como si me hubieran contestado.

Al final pienso que los objetos, las gatas, los aeropuertos y las cartas me coleccionan a mí más de lo que yo los guardo a ellos. Tal vez escribo para ser presencia en sus memorias silenciosas.

✨ Porque a veces no somos nosotros quienes escribimos a los objetos,

son ellos quienes nos escriben en silencio.

Gracias por pasar al blog 💫

Para que sigas explorando te recomiendo: La voz que ya no quiere contenerse

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— Macu.Kitschmacu

jueves, 28 de agosto de 2025

✨ Los eslóganes que aún escuchamos en la cabeza

 


⏱ Tiempo de lectura: 3 minutos

Hay frases que no necesitan presentación. “Porque tú lo vales”. “Me late, chocolate”. Una sola vez basta para reconocerlas, y con un par de repeticiones se convierten en un eco permanente que vive en la memoria.

No importa si cambiamos de canal, de ciudad o de década: esas palabras siguen allí, agazapadas, esperando el momento perfecto para aparecer. Y lo hacen. En medio de una conversación casual, cuando abrimos una envoltura, o simplemente cuando el silencio nos obliga a completar la frase mentalmente.

¿Por qué ocurre esto? La respuesta está en dos ingredientes básicos del marketing sensorial: el sonido y la repetición.

La publicidad entendió (seguramente lo creó) desde siempre que lo breve se pega, y que lo rítmico se recuerda. No se trata solo de significado, sino de musicalidad. “Porque tú lo vales” tiene el mismo efecto que un mantra: empodera porque suena contundente, redondo. “Me late, chocolate” funciona como un juego infantil: una rima que hace sonreír aunque no tengamos hambre.

Y podríamos seguir: “Just do it” de Nike, con su golpe breve y universal; “A que no puedes comer solo una” de Sabritas, convertido casi en un reto cultural; “Think different” de Apple, que sonaba más a declaración que a publicidad. Todos distintos, todos recordados por la misma lógica: suenan bien, son fáciles de repetir, y generan una emoción clara.

La repetición, por su parte, cumple con una función casi hipnótica. El cerebro ama la familiaridad: cuanto más escucha una frase, más segura se siente. Y cuando la seguridad se mezcla con una emoción positiva —belleza, antojo, orgullo, ternura— el recuerdo se vuelve indeleble.

Detrás de cada eslogan hay un truco de memoria colectiva. Nos convencen de que no son solo palabras, sino identidades compartidas. Al repetirlos, sin querer participamos en un ritual invisible de pertenencia: yo lo digo, tú lo entiendes, ambos sabemos de qué hablamos, y casi siempre se siente bien.

La magia está en que no se trata solo de marcas: son pedazos de época. Frases que resisten al paso del tiempo, que atraviesan generaciones y que, de alguna forma, nos recuerdan que todos hemos sido audiencia cautiva alguna vez.

✨ Porque en cada eslogan que recordamos, hay menos publicidad y más espejo cultural.

— Macu.Kitschmacu

miércoles, 27 de agosto de 2025

Las sillas que saben de nosotros

 


⏱ Tiempo de lectura: 4 minutos

Las sillas siempre saben más de lo que deberían. Una vez que una se sienta, ya no hay marcha atrás: se quedan con la memoria de la espalda, con el gesto torcido de cansancio o con la urgencia del que apenas roza el asiento antes de volver a levantarse. Algunas guardan rencor: crujen en la madrugada cuando nadie las toca, como si quisieran recordarnos que seguimos en deuda con ellas. Hay sillas que se vuelven cómplices y otras que se resisten, y por eso rechinan más con unos cuerpos que con otros.

La mesa, en cambio, es menos discreta. Expone sin pudor las huellas de café, las manchas de vino, el surco invisible de los codos apoyados demasiado tiempo. Se cree la dueña de la casa porque todo pasa por encima de ella: comidas, llaves, cartas sin abrir, conversaciones. Hay mesas que se creen escritorios y no entienden por qué les dejamos migas encima; otras que se saben altares improvisados y reclaman velas, fotografías, algún cuaderno. Una mesa puede guardar más secretos que un armario, pero no los dice: los exhibe con orgullo, como cicatrices.

La lámpara es otra historia. Basta encenderla para que empiece a mirar. Sabe de cartas que nunca terminamos, de libros cerrados a la mitad, de lágrimas que se secan antes de caer. Se ríe de nosotros cuando la apagamos: se queda caliente, recordándonos lo que no quisimos terminar. Si una escucha bien, la lámpara murmura; no con palabras, sino con ese zumbido eléctrico que se cuela en el silencio como un secreto mal guardado.

Decimos que son objetos, muebles, cosas. Pero en realidad son testigos obstinados, coleccionistas pacientes. Una vive convencida de que los posee, cuando en el fondo son ellos los que nos coleccionan a nosotros. Quizá algún día, al mudarnos, la silla suspire, la mesa se niegue a moverse, la lámpara parpadee como despedida. Y entonces entenderemos que no eran inertes: nos estaban contando desde siempre.

✨ Lo aparentemente inerte también respira. Respira con nosotros.

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— Macu.Kitschmacu

Pd. Ya que estás por aquí te recomiendo leer: Melodías de ciudad

martes, 26 de agosto de 2025

☕ El ritual invisible del café


⏱ Tiempo de lectura: 5 minutos

El café no siempre es para despertar. A veces es para detener el tiempo y saborearlo. Está en el calor que se acumula en las manos al rodear la taza, en el pequeño espectáculo del vapor dibujando figuras efímeras, en el sonido constante de la cafetera que burbujea como si quisiera recordarnos que todavía hay un pulso secreto sosteniendo la mañana.

El olor también cuenta su propia historia: hay algo en el aroma del café recién molido que nos arrastra hacia la cocina de la infancia, o hacia aquella sobremesa donde se alargaron las palabras entre risas. El café es memoria en estado gaseoso, flotando antes de que llegue a la boca.

El primer sorbo suele ser un choque, casi un aviso de que algo empieza. Pero es el segundo el que inaugura de verdad el día: ya no quema, ya no hiere, al contrario… reconforta. Es ahí donde el café deja de ser líquido y se convierte en compañía silenciosa, se convierte en caricia.

Cada sorbo tiene algo de confesión íntima: pensamientos que no se dicen en voz alta, rutinas que nadie observa, pequeñas pausas que nos sostienen más de lo que imaginamos. Como la luz que entra oblicua por la ventana y acaricia la mesa, como el borde áspero de una taza favorita que nadie más entiende.

✨ “El café no es solo bebida: es memoria, compañía y confort”

Y sin embargo, aunque ese momento parece tan nuestro, no lo es del todo. Las marcas lo saben. En sus anuncios rara vez hablan de cafeína o de granos: hablan de abrazos, de desayunos familiares, de madrugadas compartidas. El café se vuelve historia, se vuelve símbolo, promesa. Compramos un paquete, pero también compramos la ilusión de que ese instante cotidiano tiene un sentido más grande y personal, casi único.

En ese ritual invisible, el marketing encontró un espejo: no nos vende café, nos vende la idea de que nuestra pausa íntima puede ser relato, memoria y pertenencia.

☕✨ Porque en cada taza de café no está solo la rutina:

está la certeza de que lo cotidiano puede transformarse en lo extraordinario.

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— Macu.Kitschmacu

lunes, 25 de agosto de 2025

10 datos curiosos de Pepsi que combinan historia, rarezas y marketing

 


🥤 10 datos curiosos de Pepsi que no sabías (y te harán reír un poco)

⏱ Tiempo de lectura: 5 minutos

Pepsi no solo es una bebida, es un personaje histórico lleno de rarezas. Desde flotas navales hasta sabores extraños, aquí te comparto 10 curiosidades marketineras que seguro te van a sorprender:

  • 🥤 El nombre original fue “Brad’s Drink” (1893), por su creador Caleb Bradham. Cinco años después lo rebautizó como Pepsi-Cola. Imagínate pedir: “Un Brad bien frío, por favor”.
  • 💊 Nació como bebida digestiva: “Pepsi” viene de “dispepsia” (indigestión). Al inicio prometía ayudarte a digerir, no refrescarte.
  • 🌊 Tuvo la sexta flota más grande del mundo: en 1974, para entrar al mercado ruso, Pepsi recibió en trueque 17 submarinos y barcos soviéticos.
  • 🥇 Fue la primera cola en la URSS: mientras Coca-Cola era símbolo del capitalismo, Pepsi se volvió un lujo exótico en Moscú.
  • 📺 Primer comercial en color de la TV mexicana: en los 60s, Pepsi aprovechó la novedad de la tele a color.
  • 🎶 Michael Jackson y su accidente icónico: en 1984, su cabello se incendió durante un comercial. Pepsi pagó los gastos médicos y luego donó millones a hospitales.
  • 🍒 Ha lanzado sabores locos: desde Pepsi de pepino en Japón hasta cappuccino en Rusia. También probó con leche y yogurt burbujeantes.
  • 🆚 La “Pepsi Challenge”: en los 70s organizaban pruebas a ciegas en plazas públicas. Muchos elegían Pepsi por su dulzor.
  • 🐘 India, política y regreso triunfal: en los 70s su presencia fue limitada. Volvió en los 90s con el lema “Yeh Dil Maange More” (Este corazón pide más).
  • 🌌 Emoji propio en FormerTwitter: Pepsi pagó campañas globales para tener su hashtag con emoji personalizado.

Acá una buena campaña de Pepsi que publiqué en el blog: 👉 Pepsi: La pareja perfecta sí existe

Con un refrescante gracias, un placer que estén de visita acá en el blog. 🥂

— Macu.Kitschmacu

"No hay nada más marketinero que una marca que tuvo submarinos y emojis al mismo tiempo." 🚀

viernes, 22 de agosto de 2025

Viernes… te amo: confesiones de un día con tres pestañas abiertas

 

Los viernes y sus tres pestañas abiertas

⏱ Tiempo de lectura: 1 minuto

Los viernes siempre me descubro con tres pestañas abiertas en la mente: una de trabajo, una de escape y una de nostalgia. La que mejor carga es la segunda.

Viernes… te amo.

✨ “Entre trabajo, escape y nostalgia… siempre gana el deseo de soñar.”

— Macu.Kitschmacu

Y bueno sí, es viernes de post cortito, pero dando un bonito recuento a la semana, recomiendo ampliamente: La magia detrás de la magia (Backstage de esas cosas lindas que pasan en la semana).

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jueves, 21 de agosto de 2025

Cosas de señora: 5 hábitos cotidianos que me traicionan

 

👜 Cinco cosas que hago como señora aunque no me guste admitirlo

⏱ Tiempo de lectura: 2 minutos

Pensé que jamás me iba a pasar. “Eso es de tías”, decía con un aire de suficiencia. Pero heme aquí, estimado lector, descubriendo que la señora se me aparece en los momentos más insospechados.

La primera señal fue ese extraño orgullo que me da cuando guardo bolsas dentro de bolsas. Un sistema de archivo tan sofisticado como absurdo. El segundo síntoma: emocionarme hasta lo ridículo porque un tupper cierra perfecto. Ese “clic” suena más gratificante que cualquier notificación en el celular.

Y sí, también caí en la gran conversación meteorológica: “¿Qué calor, verdad?” lo digo como si fuera breaking news, aunque nadie me lo haya preguntado. De pronto me descubro charlando con las señoras de la tintorería cuando voy por la ropa planchada, como si ellas fueran mis corresponsales en la vida real.

La prueba definitiva: echo limón a todo. Absolutamente a todo. Porque “cura, limpia y mejora”. ¿Quién necesita fe religiosa cuando se tiene un cítrico omnipotente?

Al final, lo confieso con resignación y un poco de coquetería: la señora en mí ya no pide permiso. Se instala, acomoda, guarda en silencio… y atesora su colección de tuppers como si fueran piezas de Baccarat.

✨ Porque ser señora no es una etapa… ¡es un superpoder que viene con bolsas, tuppers y mucho limón!

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— Macu.Kitschmacu

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miércoles, 20 de agosto de 2025

Instrucciones para sobrevivir a la víspera (Cortázar lo diría así)

⏱ Tiempo de lectura: 3 minutos

Para identificarse, basta mirarse al espejo y descubrir que no se es una sino dos: la que pone mala cara y la que la observa. No hace falta certificado médico, con la certeza de que en tres segundos puede convertirse de oveja tierna a dragón incendiario, alcanza.

No discutir. Nunca discutir. Si se contradice, mejor aplaudirle. La contradicción es un arte marcial. Cuando se escuche decir “ugh, qué hueva todo”, se recomienda beber un vaso de agua, caminar en círculos, inhalar y exhalar, inhalar y exhalar, repetirlo, siempre repetirlo, hasta que el eco lo vuelva casi música.

El equipo necesario es mínimo y suficiente: audífonos para escuchar un poco de buena música, el podcast preferido con las palabras adecuadas… las cotidianas, las cuánticas, papitas con limón como salvavidas, un litro de té de hierbabuena para que el mundo se entibie un poco, y una libreta para apuntarle improperios cariñosos a las cosas que respiran y después, si queda tiempo, hacerlas poesía.

En cuanto a las relaciones sociales, conviene activar el modo avión emocional: contestar con monosílabos, con emojis que son como jeroglíficos de la incomunicación. Practicar el rolling eye frente al espejo hasta lograr que parezca un lenguaje secreto. Uno íntimo y personal.

Duración del fenómeno: indeterminada, aunque los cronistas coinciden en que desaparece cuando llega el pastel. Ahí la amargura se disuelve en azúcar y el dragón se duerme después de soplar las velas. Al día siguiente, nadie entiende cómo la oveja reapareció tan luminosa.

¿Será que es verdad la catarsis precumpleañera?

✨ La víspera de un dragón que solo el pastel sabe domesticar.

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— Macu.Kitschmacu

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martes, 19 de agosto de 2025

De osos escondidos a sirenas censuradas: 10 datos curiosos de marcas

 


🔟 Datos curiosos de marcas (sin fuentes, pero con mucho mito)

⏱ Tiempo de lectura: 2 minutos

En información que claramente no tiene citas bibliográficas ni respaldo de al menos tres autores posteriores a 2012. Aquí un bonito compendio de leyendas urbanas de algunas marcas:

  1. Toblerone y el oso escondido 🐻. La montaña de su logo (Matterhorn) tiene un oso camuflado, homenaje a la ciudad suiza de Berna, llamada “la ciudad de los osos”.
  2. Nike y el Swoosh. Lo diseñó una estudiante por 35 dólares en 1971. Hoy es uno de los logos más valiosos del mundo, pero en ese momento a Phil Knight “no le convencía mucho”.
  3. Coca-Cola en verde. La fórmula original de 1886 era verdosa. El color marrón se lo dio el caramelo añadido después para uniformar la bebida.
  4. Barbie y su nombre real. No se llama Barbie, se llama Barbara Millicent Roberts. La creadora le puso el nombre de su hija.
  5. Starbucks y la sirena cortada 🧜‍♀️. El logo original mostraba una sirena de dos colas completa (tomado de un grabado nórdico del siglo XVI). Era tan “atrevido” que tuvieron que recortarlo con los años hasta dejarla solo de cintura para arriba.
  6. Lego = Jugar bien. “Lego” viene del danés leg godt que significa “jugar bien”. Lo curioso: en latín significa “yo ensamblo”. Coincidencia que les cayó como anillo al dedo.
  7. Chanel No. 5 y la NASA 🚀. Fue el primer perfume en viajar al espacio. Una astronauta se lo llevó en una misión como símbolo de femineidad entre puro olor a metal.
  8. KFC y la barba flotante 👨🏻‍🦳. En su logo, mucha gente cree que el moño de “Colonel Sanders” es su cuerpo de palitos. En 2016 Twitter explotó con memes sobre “KFC Stickman”.
  9. Apple y la multa millonaria. Antes de ser gigante tech, Apple fue demandada por Apple Corps, la compañía de The Beatles. El acuerdo inicial era que Apple “nunca se metería en la música”… hasta que llegó iTunes.
  10. Marlboro y el cowboy irónico 🤠. El Marlboro Man fue pensado para “hacer que fumar pareciera masculino”. Tres de los actores que lo interpretaron murieron de enfermedades relacionadas con el tabaco.

✨ La publicidad es mitad historia oficial, mitad leyenda urbana. Y en esa mezcla se esconden las mejores anécdotas.

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— Macu.Kitschmacu

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lunes, 18 de agosto de 2025

El inquilino del malhumor

 


⏱ Tiempo de lectura: 2 minutos

Llevo dos días queriendo sacudirme este malhumor que se me quedó pegado como sombra.

Llegó sin aviso, se instaló. Pensé que sería discreto, como esos huéspedes que apenas se notan, que saben cuándo irse, que agradecen con una sonrisa la hospitalidad y desaparecen.

Este no.

Ayer se metió en mi cama como perro guardián. Me acompañó al súper, a pagar la luz, a comprar la comida de mis gatas. Se sentó conmigo a acomodar la despensa y hasta opinó sobre recetas de cocina. Lo peor es que tenía razón: salieron buenas.

Le ofrecí comedias, risas enlatadas, pastelitos con azúcar suficiente para tumbar a un caballo. Nada. El malhumor permaneció, con esa seriedad suya de huésped que no piensa irse nunca.

Probé la cortesía, la impaciencia, hasta el viejo truco de la siesta para ignorarlo. Nada. El inquilino no se inmuta, no se mueve, sigue ahí con su maleta invisible.

Y entonces pienso que quizás un día se largue, pero que ya aprendió el truco del regreso.

Conoce la dirección, sabe la contraseña del timbre.

El malhumor, como ciertos amigos, no se despide: se ausenta un rato y vuelve cuando quiere, silbando.

✨ Hasta el malhumor sabe hacer hogar cuando uno le deja la puerta entreabierta.

Macu.Kitschmacu

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🌙 ¿Te gustó este cuentito? Entonces sigue leyendo: Secretos de lo cotidiano

domingo, 17 de agosto de 2025

Reunión de nada: cuando el silencio no vino


⏱ Tiempo de lectura: 1.5 minutos

Para escuchar haría falta silencio, pero claro, el silencio no vino a la reunión.

Vino la broma repetida tres veces, vino el chiste disfrazado de verdad y la verdad disfrazada de chiste.

Vino el murmullo, el zumbido, el ir y venir de frases que no sabían a dónde ir.

Las conversaciones eran globos desinflados, rebotando contra las paredes, buscando un hilo que nunca llegó.

Cada quien hablaba para todos de sí mismo, todos juraban escuchar.

Un yoyó aquí, otro allá, girando en el aire y enredándose en su propio hilo.

La mesa se volvió una pista de egos en duelo, un torneo de frases inconexas.

Las palabras flotaban, los cuerpos fingían presencia.

Era una reunión, decían.

Reunión de amigos, reunión de problemas, reunión de nada.

Reunión de vacío, que se suma con los otros vacíos.

¿Cómo se mide el vacío? ¿Se suma?, ¿se multiplica?, ¿se lleva a la exponencial?, ¿se deriva?

En el vacío propio caben los vacíos de los extraños a los que llamamos amigos.

Con el vacío individual bastaría, creo.

¿Se dan cuenta?

O quizá tampoco hace falta que se den cuenta: basta con el silencio que nunca vino.

✨ En el corazón de cada vacío se revela la fuerza de nombrarlo.

Macu.Kitschmacu

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Ya que estás por aquí, te recomiendo leer: La autobiografía de la ostra

miércoles, 13 de agosto de 2025

Cuando las ideas se esconden: cómo escribir incluso en el vacío creativo

 

Cuando las ideas se esconden: cómo escribir incluso en el vacío creativo

🕒 1 min de lectura · Hoy

Tal vez están en la otra habitación, escuchando a escondidas si escribo o no escribo, y burlándose de mi lapicera, que hoy parece más un termómetro que una pluma. O están bajo la cama, con un calcetín perdido, esperando que me agache a buscarlas.

Me pregunto si llegan como un relámpago que prende todo de golpe o si se deslizan como gatos que no quieren molestar. ¿O será que su verdadera gracia es no estar? La ausencia, a veces, se comporta como un espejo que no devuelve la imagen. Y yo me quedo mirándolo, esperando que el vidrio diga algo.

El momento tiene muchos momentos. Algunos redondos, otros alargados, otros que se doblan y vuelven a empezar. Me quedo pegada al que está vacío, como si fuera el único. Hasta que de pronto me descubro con un párrafo entero, ahí, de pie, mirándome con cara de “¿ves que sí estabas escribiendo?”.

Me acuerdo de una maestra que decía que un párrafo debía tener siete renglones, ni uno más ni uno menos, como si fuera una receta de cocina para que saliera bien. Pero los párrafos, igual que las ideas, tienen caprichos: a veces se quedan cortos como un bostezo; otras, se estiran como una siesta de domingo. Y en ese estirarse y encogerse, se parecen mucho a nosotros.

Que creemos que no hay nada cuando hay todo.

Que creemos que las ideas se esconden, cuando en realidad resbalan por los dedos: una, tras otra, otra.

Otra cosa es que las ideas sean como ellas quieren y no como nosotros queremos, y por eso creemos que no hay nada… por eso creemos que el espejo no devuelve imagen, cuando en realidad está devolviendo algo que no alcanzamos a reconocer.

-- No es que falten ideas, es que aún no las reconoces. --

— Macu.Kitschmacu

 

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Te sugiero esta nota para que sigas conociendo el blog: Il dolce far niente

lunes, 11 de agosto de 2025

En el átomo no existe el miedo: la frase de Sharon Stone que no dejo de pensar

 

“En el átomo no existe el miedo.”

⏱ Tiempo de lectura: 1 min

Lo leí en The Beauty of Living Twice de Sharon Stone.

Sonreí al leerlo, me encantó…fue un guiño sincero y desde entonces lo pienso muy seguido.

Bien, Sharon.

Macu.Kitschmacu

✨ En el corazón de cada átomo habitan las infinitas posibilidades; es la certeza de que el infinito no conoce el miedo.

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Recomiendo también leer: Suave es la noche

jueves, 7 de agosto de 2025

Instrucciones para reconocer a un creativo en libertad



Instrucciones para reconocer a un creativo en libertad

🕒 2 min de lectura•Por Macu.Kitschmacu

1. Mira sus ojos: no miran, exploran.

2. Abre su libreta: está llena de mapas de mundos que no existen (todavía).

3. Pregúntale la hora: te responderá con una historia.

4. Observa sus colores: nunca son casuales, siempre tienen intención.

5. Nota su sonrisa: aparece en los momentos más improbables, como si supiera un secreto.

6. Fíjate en sus diseños: no son adornos, son planes disfrazados de belleza.

7. Lee su estructura: es flexible como bambú, pero firme en lo que importa.

8. Cuenta sus desvelos: cada uno es la prueba de que una idea no lo dejó dormir… y valió la pena.

9. Escucha su humor: mezcla ironía, ternura y un poco de caos.

10. Mide su paciencia: infinita para crear, nula para lo mediocre.

11. Reconoce su capacidad para volver a empezar: lo hace tantas veces que parece un arte en sí mismo.

12. Sigue el rastro de sus objetos: parecen simples, pero cada uno guarda una historia.

13. Observa cómo mira lo cotidiano: lo convierte en algo extraordinario sin siquiera proponérselo.

14. Presta atención a sus charlas: siempre dejan una idea flotando en el aire.

15. Mira su forma de esperar: incluso en pausa, su mente sigue construyendo mundos.

 

------Crear es la forma más elegante de florecer------


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Macu.Kitschmacu

miércoles, 6 de agosto de 2025

Agosto inició suave: días lentos, sabores nuevos y algo que vuelve a empezar


🕰️ Tiempo de lectura: 2 minutos

Agosto inició suave

Los días han transcurrido lentos y nuevos,

Entre libros e historias,

Entre nuevos sabores y creaciones.

Agosto, aquí,

es cálido, es sorpresivo.

Transcurre entre sol y luz,

entre lluvia y viento,

como si el tiempo eligiera vivir más lento,

y se deslizara con parsimonia,

dejando espacio para mirar, para sentir,

para pensar en lo que no había notado antes.

Hay una ternura invisible en las cosas.

Un ritmo distinto en las horas.

Y entre lo cotidiano,

una promesa de algo por venir.

Sentir lo que había soñado,

y tal vez olvidado.

Moverme hacia eso que siempre ha estado ahí, latente,

contenido, esperando.

Agosto inició

como un susurro que se extiende,

como un reencuentro con lo que siempre he sido,

y con lo que aún no me animo a ser.

Hay algo en su forma de pasar,

que no exige,

que no apura,

que solo invita.

Invita a quedarse un poco más

en el gesto que nace,

en el silencio que dice,

en el deseo que despierta.

Agosto inició

y conmigo,

algo también volvió a empezar.

🌬 Hay meses que no solo pasan: se quedan. Porque traen de vuelta partes de ti que estaban esperando florecer.

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Escrito por Macu.Kitschmacu

lunes, 4 de agosto de 2025

Hoy toca realismo: entre libros pendientes y cajones por ordenar

Hoy toca realismo

Iba a subir una lista de libros y pelis que me acompañaron el fin de semana, pero acontece que tengo ropa que doblar y cosas que acomodar.

Hoy, los menesteres de la adultez exigen su lugar: cajones por ordenar, sábanas por doblar, y un poco de reacomodo de la presencia doméstica en este hogar que se me quedó en pausa desde el viernes.

Luego hablamos de arte, hoy toca realismo.

🕯 Macu.Kitschmacu

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jueves, 31 de julio de 2025

Ya no escribo solo de marketing (pero aún leo el mundo con ojos de campaña)

⏱️ Tiempo estimado de lectura: 2 min

Ya no escribo solo de marketing (pero aún leo el mundo con ojos de campaña)


De la publicidad al suspiro: notas sobre un cambio necesario

Cambié de tema, de tono y de ritmo. Este blog ya no es solo de marcas. Es de lo que me pasa. Lo que pienso. Y lo que a veces no me atrevo a decir.

Durante años este blog fue un archivo vivo de marcas, slogans, campañas que me hacían levantar la ceja, pensar, reflexionar y escribir.

Analizaba titulares como quien mira radiografías: buscando el hueso del mensaje, la grieta, la intención detrás de lo aparente.

Disfrutaba encontrar patrones en los comerciales de shampoo. En los cambios de empaque, en los nuevos logos.

Escribir de eso era mi manera de decir: “mira cómo nos hablan”, “mira cómo crean”. Y en parte, aún lo es.

Pero últimamente, lo que me inspira no siempre viene con jingle. No tiene logo ni presupuesto. No tiene pauta, no está en diferentes canales, ni lleva un sponsor nuevo.

Es más bien una frase que pienso cuando me cambio de blusa. Un recuerdo que aparece mientras se enfría el té. Una de mis gatas que se acomoda cerca, justo cuando no sé cómo seguir escribiendo.

Antes buscaba el storytelling en las campañas. Ahora lo busco en mí.

No es que haya dejado de pensar en la estrategia, de ser observadora, lectora del mercado. Es solo que ahora también leo mis propias marcas internas: las que deja un domingo largo, una llamada no hecha, una emoción que se quedó sin campaña.

Este blog está cambiando. No se va. No borra lo que fue. Solo se mueve un poco, como se mueve el sol sobre la pared mientras avanza el día. Se mueve como se mueve la vida, cómo nos movemos todos.

Ya no escribo solo de marketing. Pero aún leo el mundo con ojos de campaña. Y si alguna de estas nuevas historias te habla, si toca de manera suave o expande tus horizontes con una sonrisa, bienvenida.

Porque el storytelling sigue. Solo cambió el foco.

📌 De lo mercadológico, aún puedes leer:

  1. Pepsi: La pareja perfecta sí existe
  2. Topo Chico: rediseño con sabor a historia
  3. Toblerone azul: rediseño con sabor a Crunchy Almonds

📘 De las nuevas notas e historias de la vida:

  1. Consejos furtivos para vivir con más ligereza
  2. Los creativos
  3. Era improbable, pero no imposible

Cambia, todo cambia.

Un abrazo y gracias por pasar al blog.

Macu.Kitschmacu

Macu es creadora de Kitschmacu desde 2009.

Escritora, estratega, observadora incansable del branding y de lo cotidiano.

Sigue escribiendo desde las marcas… y desde el alma.

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