Ayer por la noche me invitaron al cine, si tienen la oportunidad de ver la película de Birdman resulta bastante buena, muy recomendable. Seguramente no lo he dicho antes pero eso del cine es una de las cosas que más disfruto en el mundo, desde el momento de comprar el boleto, la entrada a la sala, la espera por el film, los cortos (yeip, me gusta demasiado eso de ver los trailers o preview de las películas que habrán de venir), entre estos previos a la película vi algo que me llamó mucho la atención y es este spot de Fundación Cinepolis que pongo aquí arribita.
Como lo he dicho en años pasados y en posts anteriores: encontraron la esencia de su comunicación. Conocen perfectamente a su mercado, lo potencializan y lo dignifican de una manera sensacional.
También se han dado a la tarea de entender esos grandes sentimientos que nos mueven y que se sienten más a flor de piel en estos últimos días del año: un reencuentro, una ilusión, una sorpresa, una familia. En cada una de las pequeñas historias que aparecen al dar vuelta a las páginas pop-up del libro (bien ahí, muy bien), me sentí identificada. Me hicieron sentir… sentir la emoción de viajar, recorrer el camino, acortar la distancia, llegar el día de Nochebuena para esperar la Navidad en una casa con familia, con quienes esperan estar todos juntos y compartir.
Me hicieron recordar mis navidades de niña, cuando más de una vez desperté por la madrugada y salí corriendo al arbolito a buscar mis regalos. Entre la oscuridad, el frío, la emoción y las carcajadas infantiles. El rapport con el labrador me conquista total y rotundamente (tengo un labrador, y justo tiene también una diademita navideña que se pone mientras yo preparo el pinito en casa).
Cocinar la cena en familia, el esmero, el amor, el sazón especial que se pone por el simple hecho de estar en compañía. En el suave y entrañable festejo que brinda la ocasión. Esa mezcla de experiencias, de años, de vida, conjugada y resumida en un tierno amor de hogar.
El factor clave en los esfuerzos navideños de Coppel ha sido la continuidad. Una continuidad que, sin perder su esencia ni su foco, resulta propositiva cada año. Cuentan una historia bien pensada, bien contada, exquisitamente trabajada desde la parte visual. Un deleite auditivo también. Hoy me pareció un ritmo más cadencioso e íntimo el de “Ilumina tu Navidad”, mucho más vocal. Un spot que puede verse muchas veces, entonarse muchos días y hacer sonreír un poquito en cada vista.
Felicidades por esta joya.
Macu. Kitschmacu.
Gozos, risas y felicidad.
PD. Preferí centrarme en la parte emocional del video, más que en lo técnico. El mensaje de sentimiento que lograron transmitir es muy poderoso y disfrutable. Los tecnicismos salen sobrando.































