viernes, 1 de julio de 2016

El sillón rojo


De frente a una pared gris y desde un sillón rojo me han preguntado por ti, verás… no supe que hacer o que pensar, solo como una marejada se me desbordaron los sentimientos, sí, ahí desde ese sillón gris que estaba sobre una alfombra de palmeritas blancas… de frente al sillón rojo, me quedé muda, inundada, con la propia confusión que produce la claridad inaudita. Una sonrisa límpida me contemplaba.

Sí ahí, bajo una lámpara blanca, de luz cálida y sobre la alfombra de palmeritas pensé en ti, en quienes alguna vez llegaron, en quienes se fueron, tomé conciencia de los años, de su paso y de su peso, de las huellas y las grietas, pensé en el tiempo, sentí miedo. 

Volví al sillón gris ubicado entre una pared blanca y otra de claro cristal, la paradoja de la realidad, yo convulsa de frente al sillón rojo, tú allá, en tu mundo y en el mío, sin saber que acá en este espacio tu nombre se movía fugaz entre muros, el suelo, el techo, entre luces y colores.


Macu. Kitschmacu.  

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