Hasta ahora, es el souvenir más memorable que he recibido en años. No recuerdo otro que me haya gustado tanto, al que le haya dado un uso extra, o al que —como este— le haya dedicado un post.
Bien por este regalito, Coppel. Bien... Y bueno si hubiera sido un souvenir de la llave Coppel... ¡ufffff!
Regresando al dirigible ajajajaja...vino el recuerdo.
Hace años, cuando lanzaron el dirigible tamaño natural aquí en la ciudad, me tocó verlo una mañana mientras iba manejando rumbo al trabajo. Venía por una calle con perspectiva larga y, de repente, al fondo, ahí estaba: el dirigible amarillo de Coppel, flotando con todo su esplendor.
Fue sorpresa total. En la ciudad no estamos acostumbrados a esas demostraciones mercadológicas. Muchos sacamos el celular para tomarle foto —yo incluida— y fue mi tema de conversación en la oficina ese día:
“¿Vieron el dirigible de Coppel? El grandote que andaba volando por la mañana.”
Obviamente nadie lo había visto porque todos habían llegado antes que yo.
Pero yo lo vi. Y lo recuerdo.
Por su atención y preferencia, gracias.
Macu. Kitschmacu
💛 Un buen souvenir no solo se queda. Se recuerda, se usa, se cuenta. Y si flota… mejor.


