miércoles, 14 de mayo de 2025

Secretos de lo cotidiano

 

⏳ Tiempo de lectura: 4 minutos

Hay cosas que no le cuento a nadie. No porque sean importantes, sino porque me gustan así: sin palabras, sin explicación. Uno de esos secretos es la segunda alarma del despertador. La dejo sonar doce minutos después de la primera. En ese lapso, no tengo prisa. Soy un cuerpo tibio en la cama, abrazado por la cobija y por una calma que no sé si viene del sueño o del silencio. A veces siento que esos doce minutos son más míos que todo el resto del día.

Llevo el reloj en la mano derecha, aunque soy zurda. Lo hago desde que tenía catorce años. Mis papás me regalaron un reloj precioso, con una correa que olía a cuero nuevo y un borde dorado y discreto. No me acuerdo si fue porque saqué buenas calificaciones o porque era mi cumpleaños, seguro alguien en mi familia se acuerda bien. Lo importante es que lo encontramos hace poco en un cajón de la casa de mi mamá, guardado con cuidado, como si fuera un secreto. Le cambiamos la pila sin muchas esperanzas… y funcionó. Como si nunca hubiera dejado de marcar mi tiempo.

Por las tardes, cuando regreso del trabajo, la primera en saludarme es Gertrude, mi gata. Me saluda con alegría y exigencia. Maúlla con ese tono que tienen las gatas que se saben dueñas de una casa. Me pide —bueno, me ordena— que la acompañe al jardín. Y ahí nos sentamos las dos, como dos señoras apacibles y amorosas. Ella se acomoda en una maceta y me observa. No se duerme. Me mira, atenta, como si supiera que estoy escribiendo algo que, en el fondo, también le pertenece.

Hoy me pregunté cuántos cigarros fumaba Hemingway. De pronto, me pareció que escribir como él debía dar hambre, sed, y ganas de prender un cigarro tras otro. No sé si eran cinco al día o cuarenta, pero seguro más de los que el médico recomendaba. Y aun así escribió. Y aun así amó.

Se fue el sol. Se fueron las nubes. Llegó la señora luna con su cara redonda, tan tranquila, y los moscos, tan necios. Zumban como ideas.

¿Qué habrá pasado con la Nao de China? ¿Quién guarda esas historias que ya nadie cuenta? ¿Dónde están las cosas que existieron y se perdieron sin despedirse?

Catherine Deneuve me parece elegantísima. Como si no necesitara que nadie le diera permiso para ser quien es. Seguro nadie se lo dio. Ella lo creó. Me gustaría tomar un café con ella. No hablar mucho, solo escucharla decir algo. O mejor, todo. Musa de artistas. Musa de ella misma.

Ya es hora de cerrar. Cierro como Bretón, con una frase que es suya, que es mía, que es de quien la lee:

Te deseo que seas locamente amada.

Macu.Kitschmacu

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lunes, 12 de mayo de 2025

Tiempo

 


⏱️ Tiempo de lectura: 3 minutos

1992, mi papá conducía un Crown Victoria blanco, enorme como los autos americanos de antes, con asientos tapizados en terciopelo azul y un aroma inconfundible a limpio, cuero y cassettes viejos.

Aquel automóvil entraba en la cochera de la casa con la precisión de un bailarín retirado: sabiendo cada rincón, cada centímetro que podía ocupar sin incomodar.

Me gustaba sentarme detrás de él, observar por la ventana cómo el mundo se deslizaba lento, mientras la música llenaba el habitáculo como un perfume invisible.

En uno de esos recorridos sin urgencia ni destino, sonó por primera vez una canción que no entendí, pero que, de algún modo, resonaba en mí.

Sabia virtud de conocer el tiempo;
a tiempo amar y desatarse a tiempo;
como dice el refrán: dar tiempo al tiempo...
que de amor y dolor alivia el tiempo.

Las guitarras parecían acariciar el aire, y tres voces suaves, templadas por el tiempo y el amor, recitaban versos que hablaban de sentir y su paso por los relojes del alma.

Aquel amor a quien amé a destiempo
martirizóme tanto y tanto tiempo
que no sentí jamás correr el tiempo,
tan acremente como en ese tiempo.

Yo no sabía aún qué significaban esas palabras, pero sentí que eran importantes, como los secretos que las mujeres mayores se dicen al oído y que una niña escucha sin comprender, sabiendo que un día les encontrará sentido.

Muchos años después, supe que aquel poema había sido escrito por Renato Leduc, un hombre hecho de tinta, humor ácido y desafíos perdidos. Decían que había sido periodista, telegrafista, poeta, y que en una noche de apuestas y vanidades con sus amigos, se jugó su ego con una frase imposible:

“Hay que darle tiempo al tiempo”.

La palabra “tiempo” no tiene consonante, no rima, no se deja domar. Él perdió la apuesta.

Pero esa misma noche, herido de amor propio y ebrio de palabras, Leduc escribió el poema que daría origen a una de las canciones más hermosas que he escuchado jamás. Una oda a al amor, a lo posible, a soñar en grande.

Amar queriendo como en otro tiempo
—ignoraba yo aún que el tiempo es oro—
cuánto tiempo perdí —ay— cuánto tiempo.

Y hoy, cuando los años han pasado y los amores también, descubro, en la testarudez de este hombre, uno de los usos más hermosos que alguien le ha podido dar a las palabras.

Y hoy que de amores ya no tengo tiempo,
amor de aquellos tiempos, cómo añoro
la dicha inicua de perder el tiempo..
.
💫 ¿Te gustó esta nota? Entonces tal vez necesites leer Armonía Vital. Porque a veces, lo más vital, también se aprende a tiempo.
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— Macu.Kitschmacu

domingo, 11 de mayo de 2025

🎙️ Kitschmacu Habemus Podcast: Inteligencia Emocional for Dummies. Autoconciencia Vol. II

 


Kitschmacu Podcast: Inteligencia Emocional for Dummies Vol. II – Autoconciencia

Tiempo estimado de lectura: 2 minutos

🎙️ Kitschmacu Habemus Podcast: Inteligencia Emocional for Dummies. Autoconciencia Vol. II

Hola, te doy la bienvenida a Kitschmacu Habemus Podcast. Life Hacks for Dummies. Aquí se trata de aprender a vivir bonito, con claridad emocional y sin complicarnos la existencia.

En este episodio continuamos con el tema de la inteligencia emocional. Más específicamente, con la autoconciencia: ese músculo interno que nos ayuda a entendernos y gestionarnos (sí, incluso cuando no sabemos qué te pasa).

¿La mejor parte? Lo explico todo con ejemplos reales, humor y ejercicios prácticos. Para que tú, que eres la persona más importante sobre la faz de la Tierra (que eres tú), puedas tener más herramientas para navegar tu vida emocional.

🎧 Escúchalo aquí:

🔁 ¿No escuchaste la primera parte? Te dejo el enlace:

▶ Inteligencia Emocional for Dummies. Vol. I


La autoconciencia no es un destino, es un músculo. Y como todo músculo, se entrena. Aquí estamos para eso: con humor, ejemplos reales y sin complicarnos la existencia.

Comparte este episodio con alguien que necesite un empujoncito de claridad emocional 💛

Macu.Kitschmacu

🌊 “Lo que sentimos no nos define, pero nos revela.”
A veces el mar interno se agita solo para mostrarnos dónde estamos anclados.

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viernes, 9 de mayo de 2025

Melodías de ciudad

⏱️ Lectura estimada: 3 minutos

Todavía pasan autos.
No muchos, los suficientes para recordar que aquí todavía es ciudad.
Una sirena suena lejos. No sé si es patrulla o ambulancia.
Pero está.

El perro del vecino ladra. Dos veces.
No más.
Como si dijera: “Aquí estoy”.
Nada más.

Cruje la tapadera de la alcantarilla.
Ya casi no crujen, pero esta sí.
Los carros la pisan sin querer, como pisan todo.

Pasa una moto.
Zumba como abeja perdida.

El refrigerador de la vecina respira. A ratos entra en su ciclo. A ratos se calla.
Como ella, como todos.

El avión de las diez y media no ha pasado.
A veces se retrasa.
Quizá no hay pista, quizá no hay prisa.
Todavía está lejos.
No le toca entrar en la escena.

Dos graznidos. Un ave que no se deja ver.
La alcantarilla otra vez.
Una sinfonía de hierro y pájaros.

El aire no hace ruido.
Solo pasa.
Acaricia las plantas que regué antier.
Están floreciendo.
En color bugambilia y blanco.

Un coche pasa con la música fuerte. “Soy feliz”, dice la canción.
Y yo pienso que ya casi nadie va por la calle con la música así.
Pero él sí.
Tal vez es feliz de verdad.
Tal vez solo le gusta la canción.

Ladra otro perro. No es el mismo.
Debe ser de más lejos.
Quizá también quiere decir: “Aquí estoy”.

Y sí, aquí estamos.
La alcantarilla, el refrigerador, el perro, la licuadora y yo.


“Los sonidos de la ciudad no siempre interrumpen: a veces susurran que seguimos vivos.” 🌃

Macu.Kitschmacu

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miércoles, 7 de mayo de 2025

Hoy es hoy




Hoy me regalaron un alfajor de chocolate

Hoy me regalaron un pan

Hoy conocí muchas historias

Hoy me sentí Gloria Calzada

Hoy es hoy

Hoy

🍫 Miércoles dulce de 2025

Macu.Kitschmacu

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martes, 6 de mayo de 2025

Domingo de explorar un poco



Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

Estimable lector, estimada lectora, en estos tiempos de modernidad, comunicación expedita y la producción incesante de mensajes que reflejan con humor lo cotidiano, lo singular y lo plural. Podrá usted tal vez sentir identificación (o no) con esta historia.

En mi caso, considero los fines de semana soleados una gran oportunidad para realizar algunas labores del hogar, específicamente gozo de aquellas que con singular alegría mi flamante lavadora se encarga de ejecutar de manera automática y con esfuerzos mínimos y concretos de mi parte.

Simbiosis perfecta de una muy avanzada revolución industrial.

El sol en un temprano zenit dominical, regalaba a esta orilla del mundo y a todos los que en este espacio convivimos un día cálido, gentil, generoso.

No resultó extraño pues, que esta ambientación hiciera nacer en mí un impulso arrebatador y contundente por iniciar la doméstica danza del agua fresca y un chapuzón felino.

Domingo de explorar un poco.

Comparto la vida con dos suaves versiones de linces del hogar, quienes suelen custodiar en hermandad y silencio entre cojines y sofás en esta nuestra casa. La furia ancestral de sus genes reposa como reina dormida, reina que resurge sagaz y presurosa, recobra su majestuosidad, presencia y poder al escuchar el susurro metálico de una lata de atún al abrirse.

Criaturas de zarpas suaves.

La primera señora del silencio rompió su pacto con él al sentir el inaugural cubetazo de agua fresca sobre su espalda felina, espacio destinado en exclusividad a las caricias humanas. Llegó el agua, el jabón y sobre el terciopelo que viste su piel apareció la espuma. Incluya usted a esta escena, apreciable lector, estimada lectora, los maullidos más prolongados, agudos y dramáticos que pueda imaginar o recordar según sea el caso, eso añadirá a esta narración el dramatismo que esta pluma sugiere, pero que usted sin duda sabrá colocar.

Rememorar el eco del jaguar fue natural para la segunda dueña del sigilo al iniciar la danza con el agua fresca, resignada ante el destino que sabía que tocaría a su puerta al ser testigo de la suerte de su compañera.

El sol gobernaba sin sombra, en el jardín las gatas, escurriendo agua y una historia recién vivida.

Hasta este punto, pensará usted, es esta una narración de un quehacer cotidiano postindustrial, digital si es que buscamos ser precisos en la línea de tiempo.

Quehacer exitoso, misión cumplida, de no ser porque estas dos pulcras hermanas felinas hoy reconocen en sí el esplendoroso olor a jabón neutro, a la par que desconocen el olor a gatitas, el olor a ellas mismas.

Entonces y pues, estimado lector, apreciable lectora. Escribo estas líneas entre ropa limpia por doblar y en espera franca y paciente en que la naturaleza de mis doncellas felinas recubra nuevamente con sus esencias propias y particulares su pelaje doméstico, que las hará reconocerse y reencontrarse.

Domingo de explorar un poco. 

Macu.Kitschmacu

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lunes, 5 de mayo de 2025

A las estrellas alcanzar


⏱️ Tiempo estimado de lectura: 2 minutos

"El mundo necesita soñadores y el mundo necesita hacedores. Pero, sobre todo, el mundo necesita soñadores que hagan." —Sarah Ban Breathnach

Encontré esta belleza.

Sueño sin acción no lleva a ninguna parte… bueno a la frustración.

¿Y tú… estás soñando con hacer o haciendo para volver sueños realidad?

En modalidad ultra retro (muy, muy, retro), hoy estuve escuchando on repeat una canción que se llama “Puedes llegar” que fue la canción oficial de los Juegos Olímpicos de Atlanta 96 para el mundo hispanohablante (y sí me tocó verla en la tele ajaaja).

Puedes llegar, lejos
A las estrellas alcanzar
A hacer de sueños realidad
Y puedes volar, alto
Sobre las alas de la fe
Sin más temores por vencer
Puedes llegar

Es un apapacho (un TLC Tender loving care) para el corazón.

¿Tú con qué sueñas?

Macu.Kitschmacu 

📌 ¿Ya leíste también “Sentido de pertenencia”? Dale una mirada, es una nota que acompaña bien a esta reflexión.

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Referencia:

Judkins, R. (2021). El arte del pensamiento creativo (D. Giménez Imirizaldu, Trad.). Editorial GG.