jueves, 13 de octubre de 2016

Renovación de salones de cómputo | Coppel








¿De qué se trata Coppel?, de que ame yo tu comunicación eternamente al parecer. Iré por puntos (que son dos).

1.   Soy una convencida de que la educación es el camino correcto a sociedades más justas y transformadoras, a empresas más competitivas e innovadoras, a ciudadanos más participativos e íntegros. La educación, expande nuestra conciencia, nos muestra nuestras particularidades y habilidades, nos reta, inspira y apasiona, nos vuelve menos manipulables, nos desafía y nos saca de nuestra zona de confort y de espacios de ignorancia y conformismo, la educación es trascendencia, una herramienta poderosa, citaré una frase que leí hace un tiempo en el libro “mi pasión por la educación” de Rafael Rangel Sostmann ex rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey: “Para aprovechar las oportunidades que el mundo nos ofrece, es necesario hacer que los mexicanos tengan educación básica de calidad, no es suficiente firmar tratados comerciales y atraer inversión, es importante educar a la población. La educación nos traerá más tratados y más inversiones, pues todo mundo desea asociarse con alguien que está educada”. Claro, real y contundente, la educación es revolución.

2.   Esta iniciativa de Coppel me recuerda… En 1987 cursaba yo el primer año de primaria, en la escuela pública "22 de diciembre", que está justo en la esquina mi calle de mi antiguo barrio ( disculparán ustedes tanta posesión, pero a los seis años uno cree que todo es propio), en ese entonces y por donativo, mi escuela fue la primera en todo el país en contar con un aula llamada COEBA, el sueño monumental de tecnología y educación conjugadas, esta sala COEBA, a la que asistíamos al menos una vez a la semana, contaba con una computadora majestuosamente manejada por el profesor Octavio, que proyectaba en una pantalla (la cual en ese entonces me parecía enorme y vanguardista) y nos impartían temas de ciencias naturales: el sistema solar (sí, sí que veíamos los planetas moverse en esa pantalla), la fotosíntesis, un poco de historia de México y seguramente algo de matemáticas. ¿Qué acabas de hacer Coppel?, acabas de hacer que hacer que mi niña de seis años vuelva a sentir la emoción de la entrega de un aula llena de cosas nuevas, así como están los alumnos del vídeo, así estuve yo, con mi uniforme de falda azul marino y blusita blanca, con un moño de bolitas prendido al pecho, esperando a que abrieran la puerta del nuevo salón, con la misma expectativa, con unas ganas enormes de descubrir, de aprender y de soñar, porque a los seis años uno tiene mucho que explorar. Así como hoy los veo, me llena de emoción decir que yo me vi.

     Es inspirador y refrescante ver cómo es que hay empresas que se vuelven protagonistas  y generan momentos y espacios propios para tocar vidas y potenciar capacidades, vale la pena, en verdad que educar vale la pena.

Macu. Kitschmacu.


Pd. Anexo foto de la petite moi a la tierna edad de 6 años justo en mi primer día de primaria. 

Pd2. Por cierto, de chica quería ser maestra. 

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